“A nation’s strength is tested by the weight of its burdens.”
En septiembre de 2024, las sanciones internacionales contra Rusia se reforzaron, asestando otro golpe a su ya maltrecha economía. La Unión Europea aprobó su 14º paquete de sanciones, añadiendo medidas más estrictas para reducir la capacidad de Rusia de mantener sus operaciones militares y su economía. La prohibición global, destinada a cortar recursos vitales y tecnología, sigue presionando a las industrias y las instituciones financieras de Rusia.
Rusia ha soportado estas sanciones desde la invasión de Ucrania en 2022, mostrando resiliencia económica a pesar de la presión significativa. Sin embargo, a medida que se amplían las sanciones, surgen preguntas sobre cuánto tiempo el país puede mantener esta posición.
Sanciones ampliadas: Restricción de sectores críticos
Las últimas sanciones de la UE incluyen nuevas restricciones a la exportación de tecnología avanzada, maquinaria y piezas de vehículos, afectando exportaciones por valor de 5.000 millones de euros a Rusia. Esto se suma a las medidas anteriores que ya bloqueaban componentes industriales clave, incluidos equipos de aviación y bienes relacionados con la defensa. El acceso de Rusia a los sistemas financieros globales, particularmente a través de redes alternativas como SPFS, también se ha restringido.
Además, las restricciones a las exportaciones de energía de Rusia a Europa se han intensificado. La UE ha prohibido la importación de gas natural licuado (GNL) a terminales conectadas por tuberías, lo que afecta al sector energético de Rusia, una línea vital para su economía.
Ajustes estratégicos y supervivencia económica
En respuesta, Rusia ha dirigido su enfoque hacia socios comerciales no occidentales, particularmente China e India. Estos países han absorbido gran parte de las exportaciones de petróleo y gas de Rusia, con Rusia ofreciendo descuentos para mantener los volúmenes comerciales. A pesar de esto, la economía rusa enfrenta desafíos por la caída de los precios globales de la energía y la creciente competencia.
Internamente, Rusia ha adoptado políticas destinadas a reducir la dependencia de las importaciones occidentales, particularmente a través de la producción doméstica de alimentos y bienes de consumo. Sin embargo, reemplazar la tecnología occidental, especialmente en sectores avanzados como los semiconductores y la aviación, ha resultado difícil. La incapacidad de Rusia para sustituir completamente estos bienes podría amenazar su capacidad industrial a largo plazo.
Tensión financiera e inflación interna
En el ámbito financiero, el rublo ruso ha luchado, depreciándose significativamente desde el comienzo de la guerra. La inflación sigue afectando a la economía, con el aumento de los precios de bienes esenciales como alimentos y medicinas. En 2023, la inflación fue de alrededor del 12%, lo que agrava aún más la situación económica interna.
Las nuevas sanciones también incluyen restricciones financieras que afectan a instituciones y personas rusas vinculadas al sector de la defensa. Como resultado, las instituciones financieras de Rusia están cada vez más aisladas de los sistemas globales, lo que dificulta la realización de transacciones internacionales.
Cambios geopolíticos y perspectivas a largo plazo
A pesar de los esfuerzos por diversificar el comercio y estabilizar su economía, el futuro de Rusia bajo sanciones sostenidas sigue siendo incierto. El Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta un crecimiento lento, con un PIB que se espera que se estanque en torno al 1-2% anual. Este nivel de crecimiento no será suficiente para compensar la continua pérdida de acceso a mercados y bienes críticos.
Además, las sanciones sobre Bielorrusia, el principal aliado de Rusia, se han endurecido para evitar que los bienes fluyan a través del país como una forma de eludir las restricciones. Esto limita la capacidad de Rusia para esquivar las restricciones occidentales, reduciendo sus opciones económicas.
¿Cuánto tiempo puede durar Rusia?
Aunque Rusia ha evitado un colapso económico, las grietas en su resiliencia se están volviendo más evidentes. La sostenibilidad de su estrategia actual, que depende de las exportaciones de energía y la sustitución doméstica, es cuestionable. A medida que la guerra en Ucrania se prolonga y las sanciones se endurecen, los expertos advierten que Rusia enfrenta un período prolongado de estancamiento económico e aislamiento.
Sin reformas significativas o cambios geopolíticos, no está claro cuánto tiempo puede Rusia soportar las presiones de las sanciones globales, que se están volviendo cada vez más integrales y difíciles de eludir.